Futurismo

El Futurismo surgió en Italia como una respuesta a las nuevas manifestaciones de la Revolución Industrial. A nivel político, en el año 1909, comienza el deseo de afirmar una identidad nacional, principalmente por la fragmentación que trajo consigo la invasión napoleónica en el siglo anterior.

“El pasado que los futuristas rechazaban era, en realidad, aquel período de fragmentación de Italia y de su inexistencia como entidad política independiente. La época de la grandeza de Roma y de los Césares era mirada con buenos ojos, lo que constituye una de las causas de la alianza entre el futurismo y el fascismo” (Ganzarolli, 2017, p.61).

En este mismo año, el  20 de febrero de 1909, fue publicado en el periódico Le Figaro el Manifiesto del futurismo de Filippo Tommaso Marinetti, como el origen de este movimiento desde un enfoque literario, específicamente en el ámbito poético. Este fue el primer paso para integrar este término al resto de espacios culturales y artísticos.

No fue sino hasta el año 1910 que se dio a conocer el Manifesto dei Pittori futuristi (Manifiesto de la Pintura Futurista) en Turín, la ciudad de Italia, bajo la autoría de un grupo de renovadores del arte moderno: Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Gino Severini, y Luigi Russolo.

“Tras varias exposiciones en Italia, nuevamente fue París la que proporcionó reconocimiento al movimiento, en este caso pictórico, gracias a la organización de una muestra celebrada en 1912 en la galería Bernheim-Jeune donde se pudo ver la adhesión de pintores como Giacomo Balla, Umberto Boccioni o Gino Severini, quienes también explorarían el mundo escultórico” (Domínguez, 2013, p.108).

Ya para el año 1914 el futurismo se había insertado en el campo de la arquitectura, pues fue publicado en la revista Lacerba el Manifiesto de la Arquitectura Futurista por Antonio Sant’Elia. La propuesta arquitectónica manifestó su inclinación hacia la configuración de un mundo más industrial y tecnológico, las premisas que dominaron estos patrones de diseño fueron las ideas de rapidez, facilidad y comodidad, “Incluso acciones cotidianas como subir escaleras eran descartadas ante el proceso de mecanización imperante por el que debían de multiplicarse los ascensores y las escaleras mecánicas” (Domínguez, 2013, p.109). No obstante, la mayoría de parámetros del diseño resultaron bastante utópicos y poco favorables para una realidad práctica y funcional.

Pero no sólo fue en el ámbito de las artes plásticas que se hizo presente este nuevo movimiento, también en el plano de la política tuvo gran influencia. En el año 1918, tras el fin de la Primera Guerra Mundial, Filippo Tommaso Marinetti publicó su Manifiesto del Partido Futurista Italiano con el fin de conformar un partido político en contraposición al Estado fascista. Sin embargo, este movimiento fue socavado, finalmente, por la figura de Mussolini en las elecciones de 1919.

Características artísticas

El movimiento artístico futurista tuvo su consolidación en el año 1910, por instigación de un grupo de artistas que firmaron en Milán el Manifiesto de los pintores futuristas y, posteriormente en el año 1912, el Manifiesto técnico de la literatura futurista.

“El futurismo se opuso al tradicionalismo cultural y a cierto revivalismo o culto del pasado, en esta ocasión identificado con la clase burguesa. El futurismo fue el primer movimiento propiamente vanguardista” (Ganzarolli, 2017, p.52).

Este grupo de artistas estaba compuesto por los pioneros de este movimiento: Carlo Carrá, Luigi Russolo, Umberto Boccioni, Gino Severini y Giacomo Balla, teniendo todos ellos en común una fuerte ideología de rechazo al pasado en beneficio de la exaltación de un presente moderno que caminaba hacia el visionario futuro.

Foto de: Pngocean.com

En cuanto a la pintura, las líneas estéticas están delimitadas por las nociones de dinamismo y simultaneidad, en consonancia con la filosofía de Henri Bergson, pues los elementos plásticos y cromáticos se sintetizaban en modelos que deforman el espacio de la realidad:

“Lo que importa es dar al espectador la impresión de algo que se fragmenta y se une incesantemente, lo que es una interpretación visual de las muchas secuencias de cambio de lugar, a su vez fundamento de la velocidad que el futurismo quiere alabar…” “se enfatiza la impresión de velocidad por medio de la interpenetración de planos, y aun por series de líneas paralelas; son las llamadas líneas de fuerza que parten de las figuras representadas y les sacan una y otra vez partes del contorno, acentuando así la sugestión de movimiento” (Ganzarolli, 2017, p.55).

Lo que pretende el arte futurista no es sólo transformar la vida artística sino inventar un nuevo mundo a partir de la absoluta ruptura con el pasado. Es decir, que el arte también se crea desde cero, pues la mentalidad moderna intenta buscar nuevas realidades a partir del progreso tecnológico, esencialmente todo lo relacionado a las máquinas y la deshumanización, y la alusión a conceptos como el movimiento enérgico, la velocidad vertiginosa y la fortaleza industrial aplastante.

En el arte futurista el elemento humano fue suprimido casi por completo, o deformado al punto de parecer seres sobrenaturales configurados por frenéticas combinaciones de formas y colores.

Luigi Russolo (1885-1947)

Fue un pintor y músico italiano principalmente reconocido por sus aportaciones en este último campo, ya que fue el pionero en la composición de la música futurista. En el año 1913, en Milán, publicó su manifiesto L´Arte dei rumori (El arte de los ruidos), en donde planteaba un tipo de música experimental inspirada en una sociedad industrial, pues los temas musicales pretendían emular los sonidos que producían las fábricas y los transportes en las grandes ciudades.

“Para excitar y exaltar nuestra sensibilidad, la música fue evolucionando hacia la más compleja polifonía y hacia una mayor variedad de timbres o coloridos Instrumentales, buscando las más complicadas sucesiones de acordes disonantes y preparando vagamente la creación del RUIDO MUSICAL” (Russolo, 1916, p.9)

En el ámbito pictórico, al igual que muchos de sus contemporáneos, tiene una fuerte inclinación por el movimiento y las sensaciones dinámicas, sin duda, como parte de una extensión de su gusto musical basado en la exploración de la sonoridad de los objetos pero llevada al plano gráfico. Se trata, pues, de analizar las pinturas de este artista desde un punto de vista musical.

“Los pintores futuristas buscaban colocar al espectador en el centro de la obra. Este debía participar activamente y con complicidad, de la emoción que se ha sentido frente a un objeto. Y pretenden lograr esto con la atmósfera emocional de un cuadro, síntesis de los varios ritmos abstractos de cada objeto, de donde brota un manantial de lirismo pictórico hasta ahora desconocido” (Vidal, 2014, p.7).

Sus principales obras son Perfume (1910), The Revolt (1911), Music (1912), Solidity of Fog (1912), Dynamism of a Car (1913), Soapdish (1929), Memories of a Night (1911) e I lampi (1910).

Gino Severini (1883- 1966)

Fue un pintor italiano y, al igual que Luigi Russolo, se manifestó como uno de los pioneros del movimiento futurista, pues participó en la firma del Manifiesto de los pintores futuristas en el año 1912.

Una de sus principales características pictóricas es la oscilación entre el Cubismo y el Futurismo. No es de extrañar que, posteriormente, los cubistas hayan introducido este patrón de valores cromáticos en sus obras.

“Gino Severini se interesó por el orfismo y el cubismo, y llegó a colaborar con el grupo De Stijl…” “El futurismo fue el último movimiento artístico que logró congregar todas las artes principales en un mismo rótulo estilístico. Los futuristas eran polimórficos. No les bastaba frecuentar otros territorios estilísticos; también solían actuar en más de un ramo del arte” (Ganzarolli, 2017, p.58).

Su estética consiste en la síntesis de estas dos corrientes, pues pretende añadir a los valores dinámicos del Futurismo los parámetros constructivos del Cubismo. Un perfecto equilibrio entre la fantasía creadora y las nociones industriales.

“Severini alude a la excesiva “abstracción” de las obras de este período, al no diferenciarse –según él- la posición desde la que ha de ser observada. Con esta puntualización se arremete directamente contra una de las primicias que aporta el movimiento cubista: la multiplicidad de puntos de vista y la alteración de la perspectiva tradicional” (Martínez, 2003, p.255).

Sus obras más destacadas son Memories of Travel (1911), The north-south (1912), Simultaniety of Centrifugal and Centripedal Groups (Woman at a Window) (1914), Red Cross Train Passing a Village (1915), The Pan Pan at the Monico (1959), Dancers (1957), The Cyclist (1956), A spring (1952), Ballerina (1954), A dancer (1950), Armored Train in Action (1915), Visual Synthesis of the Idea: «War» (1914) y Lancers (1915).

Carlo Carrá (1881- 1966)

Fue un pintor italiano seguidor del movimiento futurista que se caracterizó, también por sus trabajos como escritor y grabador. Al igual que Gino Severini, estuvo oscilante entre varias vertientes de las escuelas modernas.

La pintura de Carrá se caracteriza por ser más ordenada y estructurada, sin duda, como un antecedente a su inclinación cubista y su experimentación con el collage, como una forma diferente de concebir el movimiento futurista.

“Carrà reivindica la utilización de todo lo necesario para que un artista con senso pittorico realice una obra. En teoría, no existen fronteras ni acotaciones en cuanto a substancias y componentes, ya que el hecho primordial radica en la armonía personal –y no premeditada- que se consigue tras la fusión de los materiales, sean propios o no de la pintura tradicional. Aboga por la creación en sí de la obra de arte –los “puros complejos plásticos”- más que por una catalogación precisa que la reduzca a la formalidad de pintura o escultura” (Martínez, 2007, p.316).

Entre sus obras más importantes se pueden destacar The Funeral of the Anarchist Galli (1910 – 1911), Pursuit (1915), Jolts of a Cab (1911), The Tram (1911), Ritmi Plastici (1911), Woman on the Balcony (1912), The Red Horseman (1913), Stazione a Milano (1909), Ritmi di oggetti (1911), Armtrain (1915) y Quirinal Stables.

Giacomo Balla (1871- 1958)

Fue un pintor y escultor italiano que, al igual que Carlo Carrá, Luigi Russolo, Umberto Boccioni y Gino Severini, formó parte del grupo de fundadores del movimiento artístico del Futurismo. No obstante, este pintor es reconocido como uno de los pintores futuristas más originales de este colectivo.

Esto se debe, sin duda, al gran interés que manifestó por los estudios teosóficos, los postulados de la alquimia, las artes herméticas y otra serie de ciencias ocultistas.

Giacomo Balla (1915). Manifestación patriótica.
Foto de: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza (2020)

“Se debe mencionar que anteriormente a Balla, su estancia parisina de nueve meses le había permitido descubrir el espacio existencial de una metrópolis basada en la luz y en los lugares abarrotados de gentío, influyendo estas impresiones posteriormente en sus cuadros futuristas, en donde usará un análisis cronofotográfico tomado de la fotografía y el uso de la luz artificial como medios de expresión” (Sarriugarte, 2009, p.234).

Sus pinturas manifiestan un fuerte interés por lo espiritual, pues sus trabajos muestran esa abstracción mística que se aleja tanto de la naturaleza humana como de la industrial y tecnológica. Se puede ver cómo sus pinturas van creando un nuevo espacio en este movimiento; una nueva dimensión que pone en manifiesto lo abstracto y atemporal.

“Balla continúa ampliando la investigación sobre zonas espirituales y metafísicas, siendo trabajadas bajo pautas futuristas, con fases sintéticas y geométricas, generando un dinamismo cósmico, con colores brillantes. Sus propuestas habían pasado de la velocidad del automóvil al estudio de las ruedas, siendo en general una línea esquemática y abstracta” (Sarriugarte, 2009, p.239).

Entre sus obras más importantes se encuentran Dynamism of a Dog on a Leash (1912), Landscape (1913), Dynamic of Boccioni’s fist (1914), Design for Living Room Furnishings (1918), Future (study) (1918), Pessimism and Optimism (1923), Science against Obscurantism (1920), Future (1923), Nuns and Landscape (1925), Spirit-form transformation (1918), Numbers in Love (1920), Spring (1918), Marombra (1919), The spell is broken (1920), Streamlines Futur (1916), Warship, widow and wind (1916), Black and White Futurist Forcefield (1916), Lines of Movement and Dynamic Succession (1913), Rhythm + Noise + Speed ​​of Car (1913), Shape and Noise of Motorcyclist (1913), Swifts: Paths of Movement + Dynamic Sequences (1913), Velocity Of An Automobile (1913), Sketch for the ballet by Igor Stravinsky: Fireworks (Feu d’artifice), Flags at the altar of the Motherland (1915) y Planet Mercury passing in front of the Sun (1914).

Unberto Boccioni (1882- 1916)

Fue un pintor y escultor italiano que se caracterizó por haberse convertido en un teórico del Futurismo pictórico, además de fusionar las técnicas estilísticas anteriores pues, si bien el dinamismo y la movilidad pertenecen al Futurismo, la pincelada es eminentemente del Puntillismo y la composición cromática hace referencia al Expresionismo. Por otro lado, la disposición del espacio con respecto a la figura ya comienzan a formar parte de un Cubismo prematuro.

“El ritmo logrado en la totalidad creación-imagen-lectura, en este sentido, apunta más hacia lo atemporal, con todas las paradojas que esta afirmación conlleva. El espacio y el tiempo se generan en la mente de la misma forma que los números. Pueden ser aplicados a observaciones concretas por un mecanismo semejante a la ‘asociación de ideas’, pero no podemos afirmar que sean objetos materiales, si es que podemos hablar más allá de la ‘asociación de ideas’ de objetos o de materia” (El Hadri 2008, p.156).

Umberto Boccioni (1913). Unique Forms of Continuity in Space.
Foto de: Freepng.es

Desarrolló, también, la escultura como una prolongación tridimensional de sus conceptos pictóricos. Al igual que sus pinturas, ponían en manifiesto la continuidad de movimiento en el espacio, como parte de un efecto visual que también fusiona las concepciones lumínicas con la técnica cubista, el Simbolismo, Expresionismo e Impresionismo.

“Boccioni pone la velocidad y la fuerza en la forma escultural. La figura anda a zancadas hacia adelante. Sobrepasando los límites del cuerpo, sus líneas ondulan hacia fuera al curvarse y parecen banderas aerodinámicas, como si fueran moldeadas por el viento al pasar. Boccioni había desarrollado estas formas alrededor de dos años en pinturas, dibujos, y esculturas, exigiendo estudios de la musculatura humana. El resultado es un retrato tridimensional de un cuerpo de gran alcance en la acción” (El Hadri, 2008, p.56).

Sus principales obras son Riot in the Galleria (1909), La ciudad se levanta (1910), States of Mind I: The Farewells (1911), States of Mind II: Those Who Go (1911), States of Mind III: Those Who Stay (1911), States of Mind: The Farewells (1911), The Strengths of a Street (1911), The Laugh (1911), The City Rises (1911), Horizontal Volumes (1912), Elasticity (1912), Abstract Dimensions (1912), Simultaneous Visions (1912), Materia (1912), Figure (1912), Woman in a Café: Compenetrations of Lights and Planes (1912), Dynamism of a Soccer Player (1913) y Dynamism of a Human Body (1913).

Con respecto a sus obras escultóricas se puede hablar de Antigraceful, Development of a Bottle in Space, Dynamism of racing horse y Unique Forms of Continuity in Space, todas del año 1913.

Referencias

Ganzarolli, J. (2017). Futurismo: un siglo. Revista de la Universidad Adventista del Plata, Volumen XXIX · N.º 2, 51–66.
Domínguez, R. (2013). El movimiento futurista y su propuesta para la sociedad moderna. Revista hispanoamericana de Historia de las Ideas, Volumen 21, 104-113.
Russolo, L. (1916). L’Arte dei rumori. Milán, Italia: Edlzloni Futurlste di Poesia.
Vidal, E. (2014). Luigi Russolo y Joaquín Torres-García: Deslizamientos musicales y circulaciones esotéricas. Revista de História e Estudos Culturais, Volumen 11, 1-15.
Martínez, J. (2003). Gino Severini: el futurismo más francés (II). Boletín de Arte de la Universidad de Málaga, Volumen 24, 251-266.
Martínez, M. (2007). Picasso y el cubismo en la literatura artística de Carlo Carrà. Las influencias picasianas tras el período futurista (1914-1930). Boletín de Arte de la Universidad de Málaga, Volumen 28, 307-325.
Sarriugarte, I. (2009). El futurismo esotérico de Giacomo Balla. Revista de Estudios de Departamento de Historia da Arte, Volumen 8, 231-243.
El Hadri, N. (2008). Mecanicismo y Dinamismo en las obras de Marcel Duchamp, Fernand Léger y Umberto Boccioni, Tres estilos diferentes. Valencia: Departamento de Pintura U.P.V.
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